viernes, 15 de abril de 2016

El trabajo en equipo trae bienestar y salud


¿Te cuesta concentrarte? ¡Fíjate en lo que comes!

Cada alimento que ingerimos afecta cada célula de nuestro cuerpo y, aunque no lo creas, tiene la capacidad de cambiar el cerebro de una manera notable.

Cuando estamos estresados o apurados, tenemos la tendencia a acudir a los dulces, papas fritas y otras chucherías. Sabemos que no son muy saludables, pero nos dan energía y satisfacción en el momento. El problema radica en que son carbohidratos simples y están llenos de aditivos y conservantes, que elevan considerablemente nuestros niveles de insulina y alteran la química cerebral, a veces incluso poniéndonos hiperactivos y desenfocados, viniendo luego ese bajón que nos hace pedir más.

Justamente en esos momentos en que “sales del paso” con cualquier comida o merienda, porque tienes algo importante que hacer, es cuando más necesitas energía de calidad, para poder afrontar con mente clara lo que tienes por delante.

Si quieres comer bien para pensar bien, es crucial que tus comidas estén cargadas con los nutrientes adecuados que tu cuerpo es capaz de digerir y absorber. Algunas recomendaciones para una alimentación saludable para el cerebro.

Más que observar las calorías, lo importante es enfocarse en alimentos de alta calidad. Un dulce de bollería está cargado de harina refinada, azúcar y grasas saturadas/trans, mientras que una ensalada con hojas verdes, aguacate, salmón, tomate y nueces impulsará tu potencial de energía, te hará sentir más alerta y también saciará tu hambre.

Tu cerebro es 80% agua, así que proporciónale su principal alimento: Agua. La cafeína y el alcohol pueden deshidratar tu cerebro, nublando tu pensamiento.

Haz la prueba comenzando el día con proteína. Esto aumenta la atención y concentración, ayuda a equilibrar el azúcar en la sangre y proporciona componentes básicos necesarios para la salud del cerebro. Ejemplos: pescado salvaje, aves de pastoreo, frijoles, nueces y semillas crudas (chía, linaza, cáñamo, girasol, calabaza) y vegetales ricos en proteínas tales como brócoli, aguacate y espinaca.

Come carbohidratos sanos. Elige frutas y verduras con alto contenido de fibra y bajo índice glucémico. Aquí lo importante es consumir variedad de colores para obtener variedad de nutrientes, aumentando los niveles de antioxidantes y ayudando a mantener un cerebro joven.

Tu cerebro posee un alto contenido de grasa, así que consume grasas saludables que le servirán de alimento. El salmón, las sardinas, los aguacates, nueces, semillas de linaza, semillas de chía y verduras de hoja verde, son ricas en omega 3.

Otros factores como el descanso adecuado, el ejercicio físico y el contacto con la naturaleza, también entran en este juego de un cerebro saludable. Enfócate en la abundancia para mantener una buena salud, no en el sacrificio. Así notarás los cambios positivos que se reflejarán en cada aspecto de tu vida y te olvidarás de esos alimentos que te drenan y no te aportan energía de calidad.